Notas de prensa
ALTA PROBABILIDAD DE FALTA DE MANO DE OBRA PARA 2036 EN LA CAPV
Mercado laboral desde 2008:
Se ha necesitado más de una década para recuperar el nivel de empleo perdido en la gran crisis (2008-2012)
Se observa el envejecimiento de las personas empleadas y una significativa incorporación de las mujeres, que representan casi la mitad del total de personas ocupadas
Demografía y empleo. Horizonte 2036:
Siete de los nueve escenarios proyectados anticipan un déficit de mano de obra en Euskadi en 2036
Euskadi deberá actuar en tres direcciones: fomento de la participación laboral de las personas trabajadoras sénior, atracción y retención de la migración y aceleración de los programas de recualificación profesional
28 de mayo de 2025.‑En la CAPV se evidencia una alta probabilidad de que en 2036 no se disponga de las personas suficientes para trabajar, incluso en los escenarios en los que continúa en el mercado laboral una proporción significativa del colectivo de edad entre 65 y 69 años. Esta es una de las principales conclusiones contenidas en el informe ‘Empleo y Transición Demográfica en la CAPV y Navarra: Horizonte 2036’ que se ha presentado hoy en primicia en la sede principal de LABORAL Kutxa de Bilbao. La exposición ante los medios de comunicación ha sido conducida por Joseba Madariaga, director del Departamento de Estudios, y por Ibon Urgoiti, director de Desarrollo de Negocio de la cooperativa de crédito.
Con el objetivo final de proporcionar una base de reflexión rigurosa para los agentes públicos y privados sobre la evolución del mercado de trabajo en la próxima década, ambos ponentes han destacado la importancia, en clave económica y social, de analizar el impacto de la transición demográfica en el empleo, considerando el envejecimiento de la población y las proyecciones demográficas hasta 2036.
Evolución demográfica y empleo (2008-2023)
La esperanza de vida en la CAPV y Navarra ronda los 84 años, mientras la natalidad se mantiene en 1,3 hijos por mujer, lejos del nivel de reemplazo. Aunque las migraciones netas actuales contribuyen parcialmente a sostener la población, la combinación de baja fecundidad y alta longevidad está impulsando un acusado envejecimiento demográfico.
En el plano del empleo, durante los 12 años retrospectivos que analiza el estudio, se ha experimentado una recuperación sostenida del empleo desde la gran crisis de 2008-2012. A pesar de la pérdida inicial de puestos de trabajo, la tasa de empleo ha mejorado de manera continuada, alcanzando en la actualidad los mejores datos desde 2008.
Con todo, entre otras conclusiones derivadas del estudio, se ha observado un progresivo envejecimiento de las personas empleadas y un aumento de la contribución al empleo de las personas foráneas. Por su parte, la estructura del empleo es claramente terciaria, con un peso creciente del empleo asalariado y público. En la parte más positiva, cabe destacar que el empleo femenino ha crecido notablemente y representa ya casi la mitad del total.
Escenarios de empleo: Horizonte 2036
El estudio propone un ejercicio de proyección para esbozar cómo podría configurarse el mercado laboral en el año 2036. A partir de dos preguntas —cuántas personas estarán disponibles para trabajar y cuántos empleos podrían existir si la economía reproduce comportamientos ya observados—, el análisis busca delimitar el margen de incertidumbre al que se enfrentan las administraciones, las empresas y los agentes sociales al planificar el relevo generacional de la fuerza laboral.
El punto de partida lo marca la población potencialmente incorporable al empleo. Para ello, se toma como base la proyección más reciente del Instituto Nacional de Estadística, publicada en 2024, centrándose en los grupos de edad de 20 a 64 años —rango comúnmente utilizado por Eurostat— y de 20 a 69 años, que permite estimar el efecto de un retraso en la edad efectiva de jubilación. Sobre estas bases, se aplican tres hipótesis de tasa de empleo: la primera replica el promedio observado en 2018-2019; la segunda, la media de 2022-2023, que representa la situación más actual; y la tercera, el objetivo europeo del 78% fijado para el año 2030. La combinación entre población y tasa da lugar a tres escenarios que indican cuántas personas podrían estar empleadas en 2036, dependiendo del grado de inserción laboral alcanzado.
De forma paralela, el estudio construye un modelo de “demanda”. Para ello, analiza la evolución de afiliaciones y personas ocupadas entre 2009 y 2023, y extrae tres trayectorias promedio: una más conservadora, que reproduce la contracción registrada entre 2009 y 2017; una intermedia, que recoge el promedio completo del periodo; y una más dinámica, que refleja el crecimiento observado desde 2012, tras la etapa más crítica de la crisis financiera. Estas trayectorias se proyectan hasta 2036 y permiten estimar cuántos puestos de trabajo podrían generarse si la actividad empresarial siguiera cada una de esas pautas.
La combinación de las tres cifras de oferta con las tres de demanda da lugar a nueve escenarios posibles. En el caso de la CAPV, siete de esos escenarios presentan un déficit de mano de obra. En el cruce más optimista —con una tasa de empleo del 78% y una creación de puestos similar a la de la última década—, no se logran cubrir todas las vacantes potenciales. El desajuste, según cada combinación, oscila entre algo más de veinte mil y cerca de ciento setenta mil personas. Solo se alcanza un equilibrio positivo claro cuando se incluye en el cálculo una proporción de los trabajadores de entre 65 y 69 años, la creación de empleo sigue la senda más contenida y la tasa de empleo alcanza el objetivo del 78%, un contexto que implicaría, incluso, una mayor participación laboral femenina y un saldo migratorio positivo.
Los datos demográficos ayudan a entender esta situación. Entre 2009 y 2023, el grupo de edad de 20 a 34 años se redujo un 26,7%, mientras que el de 55 a 64 aumentó un 21,3%. Esta tendencia se mantiene en la proyección: en 2036, las personas mayores de 55 años crecen un 7,8% con respecto a 2023. Además, la oferta de trabajo coincidirá con un contexto en el que las empresas demandan perfiles con competencias digitales y habilidades relacionadas con la transición energética, que exigen largos procesos formativos.
La prolongación de la vida laboral aparece como la primera palanca de ajuste: extender la edad activa hasta los 69 años incrementa la oferta en torno a setenta mil personas en hipótesis de tasa de empleo más optimista (78%). La segunda palanca es el saldo migratorio: una diferencia de cinco mil entradas o salidas netas anuales puede modificar de forma notable el resultado final. El tercer factor es la productividad. En el informe se señala que, si la productividad por hora trabajada creciera más de lo registrado en la última década, parte de la demanda adicional de empleo podría absorberse, aunque este supuesto no se incluye entre las nueve combinaciones analizadas.
Las estimaciones no deben tomarse como un pronóstico definitivo, sino como una herramienta flexible, actualizable conforme se disponga de nuevos datos poblacionales o se constaten desviaciones en la creación de empleo. Su utilidad reside en evidenciar hasta qué punto la evolución demográfica condiciona la capacidad de respuesta. Una Euskadi que quiera mantener su base industrial, avanzar en servicios de alto valor y responder a los retos de una economía envejecida deberá actuar en tres direcciones: fomentar la continuidad laboral de los trabajadores sénior, atraer y retener la migración, y acelerar los programas de recualificación profesional.
En última instancia, el estudio confirma que la ecuación entre número de empleos y número de trabajadores ya no se resuelve únicamente mediante el ciclo económico. A partir de ahora, cualquier estrategia de empleo en la CAPV tendrá que integrar de forma estructural variables demográficas, educativas y migratorias si se quiere llegar a 2036 sin que la escasez de mano de obra frene el desarrollo.
Pacto social y futuro cooperativo
Como mensaje final, el informe ofrece una visión detallada de los desafíos y oportunidades que enfrentarán ambas comunidades autónomas en los próximos años. La adopción de políticas proactivas y la colaboración entre el sector público y privado serán, sin lugar a duda, fundamentales para garantizar la sostenibilidad del mercado laboral y la competitividad de la economía territorial.
A pesar de los riesgos evidentes que se ponen de manifiesto, el resumen del estudio concluye con un mensaje de esperanza en clave de cooperación. Así, se defiende que la CAPV y Navarra pueden liderar la nueva ola europea de prosperidad si articulan un pacto social que transforme la longevidad en ventaja competitiva: “El tejido cooperativo, la cultura industrial y la solvencia tecnológica son bazas poderosas, siempre que se asuma que el talento será escaso. Como recuerda el lema cooperativista, el futuro se fabrica trabajando juntos, y sólo desde una acción colectiva será posible afrontarlo con éxito”.