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Notas de prensa

El futuro de las variables demográficas y del mercado de trabajo en la Comunidad Foral de Navarra

periodistas-enero10En este trabajo se presenta una proyección de la población, el número de ocupados y las pensiones en la Comunidad Foral de Navarra para el periodo 2006-2060 sobre la base de una serie de hipótesis relativas a la evolución de las variables demográficas (natalidad, mortalidad e inmigración), así como a otras relacionadas con el mercado de trabajo (tasas de actividad y ocupación y edad de jubilación) y con la economía (PIB y productividad del trabajo).
En relación a la población, las hipótesis en las que se apoya la proyección son las siguientes:
– El índice sintético de fecundidad irá aumentando progresivamente desde su valor actual (1,398) hasta alcanzar una cifra cercana a la de reemplazo (1,86) en el año 2050, manteniéndose en dicho valor hasta 2060.
– Las tasas de mortalidad se reducirán de manera lineal en los próximos 54 años en un 35% en todos los grupos de sexo y edad (lo que supone alcanzar en 2060 una esperanza de vida al nacimiento de 86,3 años).
– La inmigración neta anual experimentará una reducción del 65% con respecto a su valor actual, disminución que se producirá fundamentalmente entre 2010 y 2020.

Supuesto el comportamiento descrito, la población total de la Comunidad Foral experimentaría un incremento cercano a las 270.000 personas (pasando de los 605.876 habitantes en 2006 a una cifra total de 875.770 en 2060), frente a la pérdida que se produciría si se mantienen las tasas de natalidad y mortalidad actuales y en ausencia de inmigración (que llevarían a una población en 2060 de 428.862 personas; lo que supone una pérdida superior a los 177.000 habitantes con respecto a la cifra inicial).
Partiendo de la proyección de la población descrita se realizó la del empleo, considerando diversas hipótesis de comportamiento para las tasas de actividad y ocupación, así como en lo concerniente a la edad de jubilación. De los escenarios estudiados, el que consideramos como más razonable es el que se apoya en las siguientes hipótesis:
– Las tasas de inactividad se reducen en términos acumulados en el periodo 2006-2060 en un 36% (para todos los grupos de población en edad de trabajar).
– Se mantienen las tasas de ocupación en sus niveles actuales.
– La edad media de jubilación se retrasa de manera progresiva hasta los 70 años entre 2010 y 2040.

Supuesta una evolución de las variables demográficas razonablemente optimista (lo que permitiría el incremento aproximado de la población al que nos referíamos anteriormente de 270.000 personas al término del periodo considerado), la reducción de la inactividad en los términos propuestos permitiría conseguir un aumento del número de ocupados cercano a las 100.000 personas (lo que supone un incremento aproximado del 25% sobre la cifra inicial).
Partiendo de las proyecciones descritas en relación a la población y el empleo, se realizó la correspondiente al número de pensiones (contributivas, es decir, las de orfandad, incapacidad, viudedad y jubilación) en el periodo considerado. En este capítulo, los cálculos se complican algo más, si bien las hipótesis básicas manejadas pueden resumirse de manera sencilla: consideramos que se mantienen en el tiempo una serie de relaciones que actualmente se observan entre el número de pensiones de cada tipo y una variable especialmente relevante que tomamos como referencia (el número de personas mayores de 64 años para las pensiones de viudedad, el número de personas activas para las de incapacidad, etc.).
Sobre la base de lo anterior, es esperable un incremento importante del número total de pensiones contributivas, cercano al 120% de la cifra inicial (y ello considerando el retraso indicado en la edad de jubilación: en ausencia del mismo, el incremento sería superior al 130%).
El comportamiento descrito de las variables demográficas tiene efectos evidentes en la evolución de los ratios de dependencia (que indican el número de inactivos por persona en edad de trabajar), que se disparan con incrementos superiores al 97% respecto a sus valores actuales al término del periodo; lo que, combinado con la evolución previsible del empleo, permite extraer algunas conclusiones en relación a la viabilidad de nuestro sistema de cobertura actual. En el trabajo se analizan distintos escenarios relacionados con posibles evoluciones de las tasas de productividad, del PIB y de la generosidad del sistema (entendida como cociente entre pensión y salario medios).
A la vista de los resultados obtenidos, podríamos apuntar algunas breves reflexiones, que resultan coherentes con las conclusiones de los trabajos publicados en los últimos tiempos en este campo:

– Las tendencias demográficas actuales apuntan hacia un inevitable envejecimiento de la población, del que no escapará la Comunidad Foral de Navarra.
– A la vista de las tasas de fecundidad que presenta a día de hoy la Comunidad Foral, y de las consecuencias que provocaría su mantenimiento en el largo plazo, se hace imprescindible la implantación de medidas que fomenten aumentos en la natalidad.
– Una variable que debe vigilarse y cuidarse especialmente es la inmigración. Las consecuencias negativas del envejecimiento de la población se verían extraordinariamente agravadas en ausencia de los flujos migratorios, que aportan una población dinámica y joven, que ayudará claramente en la contención de algunos de los problemas apuntados.
– Es también importante facilitar en la medida de lo posible la conciliación de la vida familiar y laboral, y por descontado, profundizar en cualquier política a favor de la igualdad de sexos, que propicie aumentos de actividad en los grupos de población que todavía presentan un mayor margen de actuación.
– En cualquier caso, e incluso en escenarios que no pueden de ninguna manera considerarse pesimistas, será necesario arbitrar medidas que permitan mantener unos niveles de cobertura razonables para los pensionistas del futuro. Ello obligará a poner en práctica medidas no siempre populares, pero que resultan imprescindibles para garantizar la viabilidad del sistema en el largo plazo. Así, entre otras, habría que considerar la posibilidad de comenzar un proceso de retraso de la edad legal de jubilación actual.

Como resumen de todo lo anterior puede resaltarse el hecho de que, supuesta una evolución de las variables que podemos calificar como relativamente optimista (pero factible), el mantenimiento del sistema de cobertura actual sería posible; si bien ello exige la puesta en marcha de medidas que fomenten la natalidad y faciliten la integración de los inmigrantes en nuestra sociedad, combinadas con otras que ayuden a la mejora en las tasas de actividad y, probablemente, un retraso en la actual edad de jubilación. Con todo, no parece posible el mantenimiento de los niveles actuales de generosidad (entendida como relación entre pensión y salario medios), salvo a cambio de un sacrificio importante por parte del grupo de población ocupada; lo que no es incompatible con niveles de generosidad superiores a los planteados por el Pacto de Toledo (que supondría incrementar las pensiones únicamente con el IPC; que es lo que nosotros llamamos “generosidad 0%”).